martes, 1 de septiembre de 2015

Velatio capitis

En la tipología estatuaria inaugurada por el emperador Augusto (27 a.C-14 d.C.) encontramos la velatio capitis. Él será el primer emperador en representarse con tal vestimenta. Se trata de una toga que cubre por completo el cuerpo y la cabeza. ¿Por qué la cabeza velada?

Con motivo de la consecución del cargo de Pontifex Maximus en el año 12 a.C., a la muerte de Lépido, el princeps Augusto respondiendo al programa de reforma estatal emprendido años atrás   aunará tal cargo en un título más del emperador.  De este modo el poder político y religioso quedaban bajo la misma persona, el emperador.

Durante el principado de Augusto nacerá el culto imperial para rendir culto a deidades sobresalientes del panteón romano y para emparentar a gobernantes de la marchita República dignos de ser recordados, como por ejemplo su difunto tío Julio César, a estas deidades en un intento de legitimación política.

Además de la representación en relieve en el Ara Pacis de Roma (13-9 a.C.) la mejor representación de este tipo estatuario es sin lugar a dudas el Augusto de Vía Labicana hallado en el año 1910 en la mencionada vía. En el caso de la región de Murcia, por poner un ejemplo peninsular, poseemos una velato capitis a la que le falta la cabeza pero deja entre ver los pliegues ascendentes por el cuello de la toga que cubriría la desaparecida cabeza. Actualmente se encuentra en el Museo del Teatro Romano de Cartagena.


Vemos así como un pequeño detalle en la tipología estatuaria nos da una rica información del contexto político, que no solo se queda en el dato artístico o iconográfico tal como apuntaba la historiografía clásica sobre este tipo de estudios. Sí que es cierto que las primeras obras de consideración científica estaban centradas más en el dato de lo "bello" que en el verdadero dato de interés, la reconstrucción histórica. Es el caso de la obra de Winckelmann allá por el año 1764, pero bueno estamos hablando del siglo XVIII cuando la arqueología no era más que un pasatiempos de eruditos coleccionistas de antigüedades, como la society of dilettanti, donde eruditos londinenses llegaron a patrocinar las "primeras campañas de excavaciones" en lugares tan exóticos como el Egeo.

Por ello, siempre hay que ir más allá y no quedarse con la información obvia. Con este simple ejemplo he pretendido mostrar como un dato aparentemente estilístico encierra una importantísima información política-social.


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